viernes, febrero 10, 2006

10 de febrero de 2006

Son las 11. 22 de la noche, estoy en Cuernavaca, Morelos. El viento soplaba con la furia de un invierno agonizante luchando por mantenerse vivo. Ahora (en el instante en el que escribo estas líneas) todo se ha quedado inmóvil. Las hojas de plátano, las ramas del limón, el naranjo y las bugambilias dejaron de moverse: todo es calma, casi como la antípoda a las palabras revueltas en mi corazón. No sopla el viento y los perros ladran. Al fondo escucho un aullido que no logro distinguir y que se ha callado. Ahora el silencio es supremo.

2 comentarios:

Enigma dijo...

Son la svoces de la naturaleza que te recuerdan que esta viva, asi como Tu...

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Gabriela Monroy Calva dijo...

Me gusta el fluir de tu prosa
Un abrazo